lunes, 13 de julio de 2009

Errando errando, sigo andando.


A los once años, tenía clarísimo a lo que quería dedicar mi vida.

A LA MÚSICA.


Ahí es nada, mi padre me compró un órgano gigante de última generación, ya que para un piano de cola, no llegaba. Recibí clases durante 2 años de piano, de solfeo y de canto coral. Con trece y medio decidí que había mejores cosas que hacer al salir de clase, que pasarme dos horas con el culo clavado en la banqueta de mi habitación haciendo ejercicios de dedos.

Asi que, con la consecuente desilusión de mis padres dejé mi órgano y mis libros aparcados en el recuerdo.

Con 16 o 17 decidí que era toda una literata, así que pensé que estudiaría lengua y literatura en la universidad. Tuve una profesora majísima que estaba convencia de que sería la nueva Lord Byron. Lo que pasó fue que tras suspender algunas asignaturas en bachillerato pensé que lo que necesitaba era ganar de dinero rápido, por tanto lo mejor era hacer algún módulo profesional y a la calle.

Algo más tarde, cuando terminé mi estupendísimo FP, mis padres se gastaron una millonada en libros y clases para que me sacara una oposión al Estado, creo que duré 4 meses "estudiando". Desde entonces, no he parado de trabajar.

Errores, cometí millones respecto a mi futuro laboral. Pero nada que ver con los errores acontecidos en mi vida sentimental. Desde jovencísima tuve novios, varios, variopintos, insoportables, vanidosos y estupendos (que también hubo algunos), pero a ésos los largué rápido.

He tenido relaciones cortas, largas, de un día, de una noche...

Relaciones autodestructivas, sinceras, falsas, irreales, imaginadas, intensas, sexuales y a veces obligadas, por mi misma, claro.

Mirando atrás, soy consciente del daño que en tiempos pasados hice a algunas personas, a los corazones que rompí y a las ilusiones que trunqué.

Lo he vivido todo con intensidad, con ganas y con esperanza.

A mí también me desilusionaron, a mí también me engañaron, a mí también me frustaron, me arrastraron y me quisieron.

A los que me amásteis, gracias. A los que he herido, mil perdones.

El tiempo no para. Qué vértigo.

5 comentarios:

Mal bicho dijo...

Jajajaja, me ha molado lo de Sr Bicho.
En fin, no estoy para tirar cohetes, ni muchi menos, pierdo a una tia de la que estoy enamorado, pero que me destruye.
Lo triste es que lo que me destruye es que ella tiene un problema que la supera a ella y me supera a mi, y me siento totalmente impotente viendo como psicologicamente nos vamos los dos al garete.
También me siento egoista intentando luchar por mi propia salud y no seguir intentando ayudarla.

Laura dijo...

Dios mio... Estás contandome mi vida :o

supersalvajuan dijo...

El tiempo si que es un egoista.

Anónimo dijo...

Un texto precioso, muy emotivo. Imagino que, sin errores, no vamos a ninguna parte. Besos desde Sicilia.

Juan Luis G. dijo...

El errar y tener tiempo para aprender, corregir e incluso urdir una venganza, es un precioso privilegio; ¡aprovéchalo!